Una vez hablando con un sacerdote le pregunté
si los perros cuando morían iban al cielo.
Me contestó que no, porque no tenían alma.
A pesar de respetar su opinión, estoy en
desacuerdo; porque sólo con mirar a los ojos
a cualquiera de los perritos que me acompañan
en esta vida puedo ver amor, lealtad y ternura.
Cosas estas que no he encontrado en mucho
ser humano con alma ( y posibilidad de ir al cielo
cuando muera.)
Las veces que he estado enferma , hubo personas que
dedicaron algunas horas de sus vidas a cuidarme,
pero mis perros estuvieron allí en silencio, acompañándome
estando atentos al mínimo movimiento, no levantándose
siquiera para ir a
comer , solamente acercándose a lamer mis manos y
retirándose enseguida para no molestarme.
Si esto no es amor, respeto y solidaridad no sabría
como llamarle.
Por eso les dedico este homenaje a mi familia de cuatro
patas y a los que sin ser de la familia siempre me brindaron
o me brindan su cariño.
Para Lulú, Petu, Flaco, Cuqui, Catalina,Cucú, Blinka y Pulga.
para los que ya no están:
Dogui, Morgan,Roby, Michi, Toto, Chester, Amigo, Cuchi, Viejo
y los cachorros,
Y para nuestros amigos: Blackie, Lady, Fionna, Atilio, Diego,
Aurora, Grow, Junior, Perfume, Platón, Barby, Peky, Ruffo, Milo,
Apolo. Mancha, Reina; Federica, Juanita, Erwin, Ruso, Negro ,
Bombón.